jueves, 2 de febrero de 2006

Santuario de la Virgen de Magallón

Dias pasados estaba yo pensando el medio de colaborar para que nuestro boletín "Senderos Franciscanos", siga adelante y, como la Virgen Nuestra Madre siempre viene en mí auxilio en todas mis miserías, noté como una lucecota o susurro que me decía al oído:

Si en España me decís que es tierra de María ¿Porqué no comienzas con una serie de relatos de las muchas advocaciones con que mev conocéis en España? y, yo muy amante de la Madre, ni corta ni perezosa, tomo la pluma y el primer capítulo voy a dedicarselo a la Patrona de mi pueblo la Virgen de Magallón.





Dice la leyenda que en el año 1283 había en un lugar de Leciceña (Zaragoza), un pastor virtuoso llamado Marcen , que se caracterizaba de los demás por su piedad e inocencia y su devoción a la Santísima Virgen era muy particular. Esta Madre de mosericordia quiere recompersarle todos sis servicios.

Un sábado al anochecer, ocupado en la custodia de su ganado, cuando se hallaba en su cueva en un monte cercano a Leciceña para tomar descanso, advierte un movimiento desacostumbrado, sale el pastor de su cueva , alza los ohos y sobre la misma peña, una imagen de nuestra Señora se deja ver rodeada de resplandores y, con un lenguaje lleno de dulzura le dice: "Hijo ve a Leciceña y le dices como has hallado una imagen de Santa María , que hagán una uglesia donde está "







Turbado con esta visión y obedeciendo el mandato expreso de la Virgen, acudió a Leciceña y notificó a los del pueblo cuanto había visto y oído, pero el pastor Marcen no fué creído, para ello, le aplicó su mano derecha en el carrillo derecho, diciéndole que nadie sería capaz de despegársele de la mejilla.

En efecto todas las pruebas que quisieron
hacer con él, no sirvieron más que para cerciorarse de la sinceridad del pastor, y los comisionados que habían acudido al pueblo, vieron con pasmo ser cierto todo como lo había contado el pastor Marcen. Actualmente su santuario ha sido reconstruido gracias a el interés del pueblo de Leciceña y de nuestros Monefros de Aragón, merece la pena visitarlo.

Nuestro Padre San Francisco de Asís, amante de la Virgen como lop demuestra en sus escritos, nos invita a que acudamos a ella para que nos ayude a nosotros, como ayudó a su hijo en momentos un poco conflictivos como el de las Bodas de Canáa y otros muchos que se nos pueda presentar.