domingo, 27 de junio de 2004

Junio y el Sagrado Corazón

Aunque durante todo el año lo tenemos presente, durante el mes de junio se nos presenta la oportunidad de poder ofrecerle un “regalo” cada día: una sonrisa a quien lo necesita, un rato de compañía al que se siente solo, un rato de oración o, algo tan sencillo como sentarnos ante su imagen y decirle: Jesús, manso y humilde corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

Para seguirle no estamos solos. Contamos con la mejor compañía: La Virgen María a quien el Seráfico Padre nombró abogada y protectora de los franciscanos. ¿Qué mejor compañía e inspiración para recorrer nuestro camino hasta conseguir no vivir en Cristo sino que Cristo viva en nosotros?. Si mayo nos dejó el buen saber del mes de María, dejemos que junio nos deje la alegría de habernos acercado un poco más al Sagrado Corazón de Jesús.