martes, 5 de agosto de 2008

Admoniciones de San Francisco - Nadies se enorgullezca, sino gloriese en la cruz del Señor

1ª. Repara oh hombre, en cuan grande excelencia te ha constituido el Señor Dios, pues te creó y formó a imagen de su querido Hijo según el cuerpo y a su semejanza según el espíritu(cf. Gén 1,26).

2ª Y todas las criaturas que están bajo el cielo sirven, conocen y obedecen, a su modo a su creador mejor que tu.

3ª Y aun los mismos demonios no fueron los que crucificaron, sino fuíste tú el que con ellos le crucificaste y todavía 4ª le crucificas al deleitarte en vicios y pecados. ¿De qué, pues puedes gloriarte?.

5ª Pues, aunque fuese tan agudo y sabio qur tuviese toda la ciencia (cf. 1Cor 13,2), y supiese interpretar toda clase de lenguas (cf. 1Cor 12.28), y escudriñar agudamente las cosas celestiales, no pueden gloriarse de ninguna de estas cosas; 6ª pues un solo demonio sabía de las cosas celestiales y sabe ahora de las terrenas más que todos los hombres, aunque hubiera alguno que recibiera del Señor un conocimiento especial de la suma sabíduría.

7ª Asimismo, aunque fueses el más rico de todos y aunque hicieses tales maravillas que pusieses en fuga a los demonios, todas estas cosas te son perjudiciales, y nada de ellos te pertenece y de ninguna y de ninguna de ellas te puedes gloriar

8ª Por el contrario, es en esto en lo que podemos gloriarnos, en nuestras flaquezas y en llevar a cuestas diariamente la santa cruz de nuestro Señor Jesucristo (Lc 14, 27).