La hermana Ministra de nuestra Fraternidad, Mª del Carmen, les dió la bienvenida con palabras llenas de emoción, que llegó a todos los hermanos/as. Anecdótica, sentimental e histórica fué la presentación de una niña de unos poquitos meses, que su madre, Cecilia y su abuela Marta, franciscana ya, la ofrecieron como futura franciscana.Seguidamente nos trasladamos para ver el Palacio de los condes de Gómara, el ambiente de nuestro"Collado", arteria principal de la vida de Soria, para subir por la aduana vieja hasta Santo Domingo y aquí contemplar la magnífica portada de la que quedaron maravillados nuestros visitantes.Tras dejar las filigranas de piedra entramos en el templo, donde íbamos a celebrar la Eucaristía, el acto más importante de la jornada. Tres sacerdotes concelebraron: Los PP. Asistentes de las Fraternidades de Palencia, P. Jesús María de Valladolid P.Jesis Pernía Prieto y nuestro P. Paco de Soria.
Comenzó la Eucaristía con una admonición bellísima por parte de nuestro hermano David. Tras el saludo, hizó un bello canto de nuestra ciudad. La homilía corrió a cargo del P. Paco quien hizó una loa al Corazón Inmaculado de María, coincidiendo con la fiesta litúrgica del día. Las hermanas pobres de Santa Clara cantaron armoniosas canciones muy franciscanas. Cantaron de bien como núnca, que es lo mismo que decir como siempre.
A la salir, ante la puerta, posamos para la fotografía familiar y para los anales de la Orden Franciscana Seglar. Una breve convivencia con las hermanas Clarisas y desde el Convento nos trasladamos al hotel Leonor. Allí compartimos mesa y mantel 49 comensales. Se respiraba un ambiente alegre y franciscano .A los postres se repartieron abundantes dulces variados, salidos de las manos de nuestras monjas, muy queridas hermanas Clarisas, obsequio de la Fraternidad Soriana a los hermanos y hermanas visitantes.También las monjas quisieron estar presentes regalando a cada uno de ellos el librito "Jesús mi centro"y "Madre Clara"y una postal de la Custodia. Muchas y variadas fueron las actuaciones espontáneas y hasta bailes por sevillanas, aumentando así el color y la alegría que ya reinaba.Se cerró la jornada con la visita a la Ermita de Ntra. Sra. del Mirón, donde volvieron las actuaciones cantando a la Virgen. La jornada feliz daba fin con el canto de la Salve a nuestra Madre del cielo. En los labios el saludo franciscano de "Paz y Bien"